«Como agua para chocolate» de Laura Esquivel es una de las novelas más exitosas de la literatura mexicana. Su título proviene de un dicho popular que se usa cuando alguien está muy enojado: «estoy como agua para chocolate». Esto se refiere a cómo, antes de la llegada de los españoles, el chocolate se preparaba con agua que debía estar hirviendo, es decir, «haciendo burbujas». Este detalle inspiró el título de la novela, que nos cuenta una historia de pasión, tradición y comida, en la que los sentimientos se mezclan con los ingredientes.

La historia no solo ha cautivado por su trama, sino también por la forma en que la comida se convierte en un vehículo para transmitir emociones. Y es que, a través de las recetas que Tita, la protagonista, prepara, podemos entender mejor sus sentimientos. Aquí te dejamos un par de curiosidades sobre algunos de los platillos que aparecen en la historia:

1. Torrejas de nata: Un dulce para el amor

Una de las primeras recetas que se presenta en la novela es la de las torrejas de nata, un postre que Tita prepara para Pedro, su gran amor. En la serie, Tita sigue una receta tradicional que comienza con batir yemas de huevo con nata, hasta que la mezcla se vuelve espesa. Luego, se coloca la mezcla en un recipiente con manteca para que repose y cuaje. Mientras tanto, las claras de huevo sobrantes se usan para hacer un almíbar aromatizado con cáscara de naranja, anís y clavo.

Esta receta no es solo un platillo, sino un acto de amor, ya que Tita transmite sus sentimientos a través de la comida. Cuando Pedro prueba las torrejas, siente una alegría profunda, algo que solo la cocina de Tita puede hacerle sentir.

2. Pastel Chabela: El sabor del dolor

El pastel Chabela aparece en el segundo capítulo de la novela, un postre que refleja uno de los momentos más tristes de Tita. Aunque no se muestran todos los detalles para preparar este pastel, sí se destaca la importancia de la precisión al hacer el betún, que lleva agua, azúcar, limón y carmín.

Este pastel es servido durante la boda de Pedro y Rosaura, la hermana de Tita, un momento que marca un profundo dolor para la protagonista. La serie nos muestra cómo el sufrimiento de Tita se transmite a los invitados a través del pastel, quienes sienten una tristeza inexplicable al probarlo.

3. Codornices en pétalos de rosa

Este es uno de los platillos más icónicos tanto en el libro, como en sus adaptaciones cinematográficas. La receta de Codornices en pétalos de rosa no es solo una receta, es una metáfora de los sentimientos de Tita. Los ingredientes, como los pétalos de rosa, son elementos cargados de significado. Las rosas, por ejemplo, representan el amor, la pasión y la belleza, pero también los sacrificios y las frustraciones de la protagonista.

El hecho de que se fusionen con la sangre de Tita y causen una «explosión» de sensaciones refleja la forma en que sus sentimientos reprimidos y no correspondidos se desbordan a través de la comida, afectando a quienes la prueban.

El efecto afrodisíaco de las codornices con pétalos de rosa es un ejemplo claro de cómo la comida influye en el comportamiento de las personas. La sensualidad de la rosa y la carne de la codorniz se convierte en un medio para que Tita exprese sus deseos reprimidos, provocando en quien las consume una serie de emociones intensas, a veces eróticas, otras veces trágicas.

En la novela, la cocina es un espacio donde se cruzan lo tangible y lo intangible, lo real y lo mágico. Cuando Tita cocina, no solo está creando una receta, sino que está dando forma a sus emociones más profundas: el amor imposible hacia Pedro, el dolor por la muerte de su madre, la rabia contra las restricciones que le impone la tradición familiar.

La cocina se convierte en un acto de resistencia emocional, una forma de rebelión frente a un destino que ella no elige, pero que al mismo tiempo la define. Cada uno de estos platillos es más que una simple receta: son reflejos de las emociones de Tita. La comida, en «Como agua para chocolate», no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma, y es un ejemplo de cómo las tradiciones culinarias pueden contar historias profundas y universales.